jueves, 16 de diciembre de 2010

Siempre hay un motivo más para brindar


Y si, es inevitable, es el tiempo que nos persigue, es el fin de un año y el comienzo de otro. Un año que se va y que trae con su retirada las inminentes e inevitables reuniones familiares de Navidad, el almuerzo siguiente a la Navidad y el 31 una nueva jodita con la familia, para finalmente culminar con un almuerzo el 1º de enero del año nuevo.

En casa somos pocos, poquitos, y encima este año somos uno menos (un golpe bajo en estas épocas siempre garpa, me trae "reiting" papá). ¿Cómo es la joda? A eso de las 21:03 hs cae mi abuela, que vive en el mismo edificio pero en el piso de abajo, 21:30 cae mi viejo con mi otra abuela, a esa la van a buscar porque vive más lejos, a dos cuadras de casa (una distancia mucho más prudente) y alrededor de 22 y pico caen mi primo y mi tío. Listo para de contar. Papá, Mamá, hermano, dos abuelas, tío/primo, se acabó ahí el gentío. No hay niños a quienes entusiasmar con la llegada de Papá Noel, en fin...un bajón!

Como si tuviéramos siete años esperamos religiosamente a las 0:00 hs para abrir los regalos, como si fuera el gordo él que los dejó. Se empiezan a repartir uno por uno y cuando te lo dan mi mamá grita: "Ese es de la abuelaaaaa! Probátelo", para para! ¿Sabés cómo llegó ese vestido genial a mi palmera de navidad? (en el dpto no hay arbolito de navidad, hay una mini palmera con luces de colores, como si todavía la imagen no era lo suficientemente triste), retomo...¿Cómo llegó mi regalo? Me lo fui a comprar yo! Cuando mi vieja me lo da pongo cara de "Nahhhh! Me muero, justo lo que quería!" Y al grito de "No lo puedo creer, me queda pintado, pero che...ni que me lo hubiera probado". Mi abuela cree que lo eligió mi vieja porque ella me conoce a su vez mi abuela cree que yo creo que fue ella la que fue a comprarlo a Once y se subió a un bondi, caminó y buscó precios, todo con su cadera de acero quirúrjico. Todo una gran mentira. Así siguen girando regalos, todos mentirosos, todos con cara de sorpresa y ya saben qué van a abrir.
Así sigue girando la Navidad en casa, al igual que el champagne y los manises con chocolate.